Es verdad que las mujeres de hoy sienten el peso del mundo sobre sus hombros. Cada mañana nos recibe con una larga lista de cosas por hacer: despertar a los niños y prepararlos para que lleguen a tiempo a la escuela, tener un momento de tranquilidad, hacer todos los quehaceres del día (sea en casa o el trabajo), pasar una hora en el gimnasio, preparar una comida deliciosa y sabrosa (con ingredientes orgánicos y locales, por supuesto), y que el fregadero de la cocina esté reluciente antes de ir a dormir. Y no olvidarse de verse elegante y sonriente en medio de todas las cosas.Por supuesto, estas cosas son todas buenas.
Es verdad que las mujeres de hoy sienten el peso del mundo sobre sus hombros. Cada mañana nos recibe con una larga lista de cosas por hacer: despertar a los niños y prepararlos para que lleguen a tiempo a la escuela, tener un momento de tranquilidad, hacer todos los quehaceres del día (sea en casa o el trabajo), pasar una hora en el gimnasio, preparar una comida deliciosa y sabrosa (con ingredientes orgánicos y locales, por supuesto), y que el fregadero de la cocina esté reluciente antes de ir a dormir. Y no olvidarse de verse elegante y sonriente en medio de todas las cosas.Por supuesto, estas cosas son todas buenas.
El problema es cuando empezamos a sentir que nuestro valor se mide por las cosas que tenemos por hacer. Y los mensajes que oímos en la iglesia, en Facebook, y de los medios solo perpetúan estas expectativas irreales y crea un ciclo implacable de cansancio.¡Hay esperanza!Dios no nos juzga por el éxito que tengamos con nuestras listas de cosas para hacer; en cambio, nos llama a que andemos por fe. Al unirse con Elyse en este viaje, aprenderá a liberarse de torrentes interminables de malos consejos y descubrirá el verdadero descanso que Dios ofrece.